sábado, 3 de octubre de 2015

La Evolución Histórica Del Concepto Museo


Es Ptolomeo Filadelfo quién fundó en Alejandría, en el siglo III a C., el primer instituto de investigación científica, llamándole Museo. Desde entonces se dio ese nombre a los establecimientos dedicados a conservar objetos de valor, para el estudio de las ciencias y de las artes.
Hasta la Edad Media el museo no es un fenómeno cultural consolidado, las culturas son de régimen cortesano y religioso con predominio de objetos preciosos en templos, tumbas, con sentido trascendental, los objetos artísticos no tienen valor de coleccionismo, aunque en algunos pueblos hay una incipiente producción de tipo industrial que los inhibe de ser valorados por los coleccionistas ilustrados.
En Grecia se ve un uso más propagandístico influenciado por las directrices artísticas y en ocasiones museísticas de la cultura romana. Para Roma la imagen sirve para propagandainformaciónilustración, noticia, es decir lo es todo. Marcelo lleva a Roma desde Siracusa cuadros y estatuas de tierras helénicas sentando el precedente del coleccionismo romano.
Las casas de los miembros dirigentes de la sociedad debían tener biblioteca, pinacoteca, obras de arte y bronces griegos y helenísticos, originales o copias elaboradas por expertos. Surge el coleccionismo hedonista y snobista, lo que podríamos decir un hobby.
El coleccionismo se convierte en un auténtico mercado y su concepto definitivo entonces es: la colección artística como INVERSIÓN DE CAPITAL. El coleccionismo romano acuñó no solo la terminología de ciertas instituciones artísticas sino que alentó y consolidó las bases del mercado de arte contemporáneo pero también aportó el dar UTILIDAD pública a las obras de arte.
Se comprende el valor del enriquecimiento cultural del pueblo a través del coleccionismo como patrimonio cultural de todos; concepción que decaerá con el Imperio y el Imperio tardío.
El Cristianismo se manifiesta como una derivación del arte romano tardío, pero con metas pedagógicas más definidas: el arte para la educación moral.
Sólo con Constantino pervivirá el arte del coleccionismo por esmero y afán de cultura de algunos, tendiéndose a ver un mundo de poder sobrenatural más que terreno. Surge el pentapyrgion para la exposición de obras de arte; antecesora de la actual vitrina de exposición museística.
EDAD MEDIA, la Iglesia es la única forma de museo público. La política adoptada por ésta contra la idolatría no favoreció al coleccionismo, solo en algunos centros elitistas y minoritarios reside el germen de la cultura humanista del Renacimiento.
La aparición del urbanismo nuclear en el gótico, produce un cambio permitiendo una transformación social que determinará las tres esferas más contactadas con el coleccionismo: la religiosa-clerical, la cortesana caballeresca y la burguesa. Nace el gusto por lo profano, la decoración de viviendas con objetos museables entre otras.
El Humanismo produce una renovación total del coleccionismo; la obra de arte es enriquecida por el Renacimiento con un valor formativo y científico para el hombre moderno, educado al contacto con la obra antigua, el objeto tiene valor estético e histórico.
El coleccionismo tiene su edad de oro en la segunda mitad del siglo XVI, aparecen las primeras guías artísticas y catálogos de colecciones, cobran valor científico las series, aparecen los museos de ciencias naturales con criterio moderno, el objeto es más interesante por lo que enseña que por su belleza.
En el siglo XVII el coleccionismo se incrementa por la próspera ascensión de los burgueses, el monopolio artístico de las monarquías absolutas y por la imagen del auténtico coleccionista por deleite personal. La Iglesia vuelve a imponer su criterio para la realización artística. A comienzos del seiscientos Roma es la capital del coleccionismo.
En el siglo XVII surgen dos tipos de coleccionistas los CURIOSOS: cumplen una función snobista siguiendo ciegamente los dictados de la moda imponen un arte de sociedad estandarizado pero con clase. Es la época del rococó, y los FILÓSOFOS, eruditos que ven el coleccionismo desde un punto de vista científico, sistemático, metódico y especializado.
En el siglo XIX el artista crea conforme a sus propios criterios influyendo sobre el coleccionismo. En la primera mitad del siglo XX el público coleccionista más fuerte son los magnates americanos de la industria y ya se perfila la tarea pedagógica típica del museo americano contemporáneo.
Burguesía y aristocracia permitieron la creación del museo que hoy visitamos, pero fueron necesarias transformaciones para que surgiera la ciencia museológica y se operara un cambio fundamental descodificando al hombre en su relación con el museo y otorgándole preponderancia sobre los objetos. La incorporación de la informática y electrónicapermiten una nueva revolución museológica y ya se puede hablar del museo virtual.
En Argentina se comienza en forma temprana a considerar la institución museo, dos años después de 1810 surge el Museo del País predecesor del actual Museo Nacional de Ciencias Naturales. Otro ejemplo es el Museo de Historia Natural de La Plata creado por el perito Moreno, a estos se les sumaron los museos de bellas artes y de historia.
Quién no conoce puede pensar que, un Museo es un lugar frío, vetusto o severo, donde se conservan una diversidad de cosas y que es visitado por personas aburridas y adustas.
La figura de aquél Museo Mausoleo ha desaparecido para transformarse en un instituto cultural que desarrolla las potencias de una comunidad. Conjuga al mismo tiempo el pasado, el presente y el futuro con una nueva dinámica, aplicándola a los estudiantes, profesionales y público en general.
El acervo patrimonial de los Museos, es decir sus colecciones, se han integrado a través de la historia por el afán que tienen los hombres de coleccionar.
Teniendo en cuenta este concepto, el Museo más antiguo fue el de Nabonid, ultimo Rey de Babilonia, en el siglo VI a C., cuya hija coleccionaba y exhibía los regalos preciosos que hacían al soberano. En el siglo V a C., se destacó la Pinacoteca que poseía la Acrópolis de Atenas, con obras de Apeles; Panaitos; Nikosthenes; Onésimo y otros.
En Roma, Cicerón y Julio César, en el 43 a. C. fueron grandes coleccionistas y enseñaron el hábito a sus contemporáneos.
En la Edad Media, los Monasterios y las Catedrales fueron refugio de tesoros y colecciones de arte ordenadas metódicamente.
En el Renacimiento nacen los museos propiamente dichos, especialmente en Italia con las familias Médici, Gonzaga, Ceste, Montifeltro, Urbino y otros. En 1549, el duque Cosme de Médici, construyó el primer edificio museológico. llamado Galería de los Oficios, para albergar sus propias colecciones.
En el siglo XVIII, se crea en Inglaterra el Museo Británico y su primer núcleo formador fue una colección de libros y manuscritos del médico y naturalista irlandés Hans Sloane ( 1660-1753). Otro gran aporte del Patrimonio lo hizo Jean Cotton.
En Francia se iniciaron las colecciones con Luis XIII (1610-1643) que recibió las obras de arte que le había legado Richelieu. Luis XIV acrecentó estas riquezas comprando las colecciones del banquero Jabach, de Mazarino y Carlos I de Inglaterra. Así entraron numerosos cuadros de pintores venecianos del siglo XVI.
Durante el reinado de Luis XVI, el conde de Angiviller, director del futuro Museo del Louvre, realizó compras sistemáticas en prevención de su apertura. La inauguración del Museo se realizó el 8 de Noviembre de 1793.
En 1833, en épocas de Luis-Felipe, se inauguró la sección egipcia, cuando Champollion, su primer Director acababa de penetrar en el secreto de los jeroglíficos. Desde entonces el crecimiento del patrimonio museológico es permanente en todas sus secciones. También en el siglo XIX se crearon los museos del Ermitage en 1852, y el de Bulag en 1863 transformado luego en Museo del Cairo, bajo la dirección del francés August Mariette.
En tanto en el Siglo XIX el Museo en general, era un templo del saber solo para iniciados o eruditos, hasta que John Ruskin, ((1819-1900) célebre crítico de arte, artista y reformador inglés) difundió las ideas revolucionarias evotales como: personal especializado; puertas abiertas para el acceso a las colecciones; protección adecuada e institución dinámica, al servicio de todo tipo de público.

El Museo moderno es esencialmente dinámico y está al servicio de la educación popular, no se concibe una organización técnica para un exclusivo núcleo de concurrentes. El Museo depósito ya no existe, sino que es dinámico, por eso más que acumular materiales o fondos documentales, pone ese acervo al servicio del público.

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